Por Òscar López [1].
…”Jamás
me veo en los consejos de cristo”
-
Rimbaud.
“¿Dónde
está tu Dios?” es una cuestión que ha llevado al hombre a
fundar doctrinas, a establecer paradigmas y dirigirlo a planos indeterminados
tal como los del mito; una duda que hace al ser, al definirlo en el antes de la
nada, al moldearlo en su necesidad existencial, pero más allá es el horizonte
de un pensamiento tanto colectivo como
interiorizado. “¿Dónde está tu Dios?”
es la introducción temática, musical que emprende la banda colombiana Thy
Antichrist al desentrañar de los límites del vacío la justificación del hombre,
la existencia, la muerte y la incertidumbre del tiempo.
Liderada por Andrés Vargas
(Antichrist 666), en el ámbito musical ha forjado su huella y a diferencia del
mercado como de bandas ha conseguido equiparar un lenguaje. Dentro de una
estética lírica que abarca las fronteras poéticas, hacia una reflexión filosófica, como el tatuaje inherente de su pintura facial- corporal al
compactar con la tragedia teatral, una tragedia llena de convicciones, de
perspectivas, de oscuridad, de fatalidad en el acto inconcluso del hombre con
la vida.
La levedad instrumental se
hace palpable al contacto con los sentidos, porque no acudiendo al tecnicismo
exacerbado la armonía es un clamor de un inconsciente; unas composiciones
directas, llenas de voces arquetípicas que respiran a la interpretación de su
música, en contacto con una voz trémula que pliega a revelar en las ondas unos
testimonios que viajan al interior de lo desconocido y desembocan en hórridas visiones. La atmósfera del trágico y existencialista Black Metal evocado desde
un conjuro poético.
Decía Schopenhauer que “El propio individuo se declara la guerra así
mismo” y con Thy Antichrist vemos evidente el grito ante la suerte, ante la
percepción de un destino que atañe y confirma al hombre en sentido del vacío,
es en su discurso escrito: “Porque está
escrito que ser humano es ser una víctima del tiempo… y quizá un recordatorio
imborrable dentro de una lápida de piedra sobre la tierra”, claro en la
medida simbólica, un tiempo que recae en nosotros como la cumbre de un Sísifo y
más allá convertido en preocupación, aun, evidenciando el manejo cuestionado de
asuntos que corroen los días, la banda se establece en levantar una
aproximación a la fatalidad, al hecho de negación por medio de la aceptación en
la vulnerabilidad del ser con la pregunta y reflexión, y es ahí el estadio
donde comprendemos la suerte de un camino desdibujado , subyugado a un absurdo,
forjado un puente entre vida y nada, siendo en palabras de Baudelaire “Cuando el cielo caído pesa como una losa”.
Fue con Nietzsche donde se
manifestó el hecho del sufrimiento al valor de la creación, la naturaleza de un
dolor inconsciente transmutado en ideas y pensamientos. Fuente donde ésta banda
colombiana logra beber aguas amargas para mostrar una hipóstasis del hecho, un
centro donde muchos se pierden por ahogamiento, y en palabras de la agrupación:
“Olvidado es el hombre en el inevitable
camino de su destino”, desajustando la posición de la simple razón pues Thy
Antichrist es más que una articulación de signos escritos, es el influjo de una ritualística musical en que la instrumentación se desvía para transformar al
hombre en sensación, un lenguaje sonoro que exterioriza el valor y el dolor
armados en el sufrimiento existencialista. Imprescindible de igual modo es la
influencia tomada, con una herencia filosófica, literaria y ocultista, cada
elemento se encasilla para dar conocimiento a la banda junto con su
interioridad; en caso primordial la existencia como objeto y fin, ya que ella
convierte al hombre en objeto y medio, en la manera de trascender los nombres
de la nada, en el tiempo y espacio contraponiendo las delimitantes del hombre
hecho carne y aseverando por una libertad basada en incertidumbre.
Caso concreto es la
perspectiva de los pensadores existencialistas donde afirmaban que el hombre es
un ser para la muerte, pero aun en esa tentativa se le da preponderancia al ser
por el hecho en sí. Con esto, recobrando a uno de sus representantes, Jean Paul
Sartre con su texto, “El existencialismo
es un humanismo”, nos dice: “El
hombre es el único que no sólo está como él se concibe, sino tal como él se
quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de
este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él hace”,
un fundamento radicado en la representación del ser en comunión con el mundo y
en definitiva en la afirmación del descontento por ese mundo, llevándolo a
ámbitos de individualidad para así acomodarse con convivencia consigo mismo.
Y ante todo el cúmulo de
perspectivas en este campo de profundos enigmas, extraemos la presencia ocultista
que toma Thy Antichrist en primera mano. Es acá donde me es fundamental citar
una de las características propias entre la unión Poesía - Metal de un modo original pero ante todo
definido. Convengo en resaltar el valor ideal de la poesía de Héctor Escobar Gutiérrez
con la magia y el ocultismo. Es en esa invención poética donde asistimos a un
ritual de ámbitos desconocidos, de trascendencia y en especial a una referencia
polisémica en los campos de dioses sin rostro, dioses figurados al interior de
una imagen llamada hombre. Thy Antichrist, tomando la alianza del poeta maldito
colombiano se encoraza en el Mal y sus testimonios. Canciones como “Entre dios y el diablo”, dicen: “Tú eliges entre el bien y el mal… dios y
diablo… ellos están dentro de mí”, como “Luz
negra de Satanás”, en que se ansía: “Ávido
por encontrar la misteriosa fuente de la luz oculta”, certifican el
carácter y posición de la banda ante un concepto socialmente invertido, tomando
por vía una naturaleza transgresora común a las palabras del poeta.
Con la canción 6.6.6 del
álbum “Testimonios Malditos” -“Wicked Testimonies” se identifica la hermandad
solida al conformar palabras heréticas, referido a lo que yo podría decir una
primera huella del poema Pórtico 666, incluido en su libro inédito “De los
Mitos y otros poemas” del escritor Héctor Escobar, visto de esta manera:
THY
ANTICHRIST: 6.6.6
Desde
lo profundo de mi cueva te hablo
Y
mi guarida es tu alma, yo soy el diablo.
Soy
satanás, la bestia, el anticristo
Aquel
que golpea a Dios con su flecha.
Desde
lo profundo de mi cueva te hablo.
La
hora menos esperada, será mi hora.
Porque
soy yo y no dios, quien debes adorar
Por
lo tanto, el final del hombre he previsto
“porque
aquí la maldad se incrementa”
Y
se adorna ella misma.
La
hora menos esperada, será mi hora.
Lanzaré mis legiones sobre el mundo
Perversos
arcángeles con las hachas.
Arderá la esfera nocturna
Arrasando
del orbe, sus regiones.
Lanzaré
mis legiones sobre el mundo.
Aflicción,
odio, horror, serán mi trilogía.
Yo
siempre he sido el único, que no es alegórico
Disfrutarán
mis taciturnos ojos
Cuando
el hombre se esté hundiendo en su agonía.
Aflicción,
odio, horror, serán mi trilogía.
HÉCTOR
ESCOBAR GUTIÉRREZ: PÒRTICO 666.
Desde el
fondo de mi caverna te hablo
Es decir,
desde tu alma, soy El Diablo.
La bestia
reencarnada, el Anticristo
Aquel que
punza a dios con su venablo
Desde el
fondo de mi caverna te hablo.
Pronto,
muy pronto, llegará mi hora
Es a mí y
no a dios a quién se adora
De esta
tierra el final está previsto
Porque
aquí el mal acrece y se decora.
Pronto,
muy pronto, llegará mi hora.
Lanzaré
sobre el mundo mis legiones
Arcángeles
perversos con hachones
Incendiarán
los ámbitos nocturnos
Hasta
asolar del hombre sus regiones.
Lanzaré
sobre el mundo mis legiones.
Ira,
odio, horror, serán mi trilogía.
Siempre
he sido el que soy, no alegoría
Se
alegrarán mis ojos taciturnos
Al ver a
cristo hundido en su agonía.
Ira,
odio, horror, serán mi trilogía.
Aunque la poesía sea en si
una musicalidad propia, su articulación entre la banda y el poeta no satura las
composiciones de un soneto posterior profesionalmente logrado, en si funda la
alianza fantástica al llevar a cabo una voz interior, acomodada en un horror lúcido al transgredir cánones establecidos, esculpiendo lo que será artística y
de convicción honda, el elogio satanista en la encarnación, en verbo y en
pensamiento. Consiguiendo dar preponderancia estética a un lenguaje
estigmatizado por la moral en toda órbita: El mal en toda su representación, el
Mal en el diablo, el Mal en la magia, el Mal en la muerte, pero en más
fortalecimiento el Mal en palabras de Héctor Escobar: “No es la mala acción lo que determina el mal, eso son sólo faltas
sociales que los códigos se ocupan de condenar… El Mal es otra cosa, el Mal es
una pasión del alma… la actitud definida del espíritu satánico”.
Es con Thy Antichrist donde
consolidamos las sendas de una búsqueda hacia un conocimiento catalizador
muchas veces mágico, en otras cabalístico como místico o enigmático, hallando
la desembocadura de la muerte ligada a un ciclo del aire, ya que en paralelo
para Georges Bataille: “El Mal… como la
muerte es la condición de la vida, el mal que se vincula en su esencia con la
muerte es también, de una manera ambigua, un fundamento del ser”, siendo
tal unión ineludible en letras, en música como en actitudes de testimonios y discos
malditos creando imágenes que intercalan las metáforas del tiempo, las lágrimas
y las espinas en un espacio destruido. Es con ello que se da una prefiguración
Dantesca al enunciar el horror en su canción “Destruction Times”: “Dentro de
escalofriantes visiones mis sangrantes ojos ven un mítico cielo en
llamas”.
Con la identificación
transgresora que lleva a blasfemar de manera crítica y objetiva la moral
cristiana, Thy Antichrist se influye en el trasfondo del género tanteando
cuestiones inherentes al mismo hombre; indudable es el hecho de voluntad
distintiva al no recaer en la trivialidad lírica ni mucho menos en el
conductismo monótono musical. Es por eso, que llevando la simbología de quizá
una fuerza simultánea, la magia en la orbe de la poética y la muerte en los
puentes de la existencia, Thy Antichirst convierte un pedernal en cruz
invertida y erigiendo los cuernos a un alto crispado, afirma el satanismo como
el Mal entre nosotros representativo.
[1]
Estudiante de Licenciatura en Lengua Castellana de la Universidad del Tolima.
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